lunes, 16 de julio de 2012

Simplemente no tiene precio


Escribo desde Zway, Etiopia, en la biblioteca del Mary Help College, un centro de formacion y recientemente universitario que fundaron y llevan las hermanas salesianas que se encuentran en esta comunidad.
Es una ayuda quizas ligeramente distinta a la que normalmente desarrollen los voluntarios de Madreselva, dado que por regla general diariamente mi actividad se desarrolla con chavales de 16 años como minimo. Pero creo que es tambien una ayuda muy gratificante dado que en su educacion me creo contribuyente en al menos un pequeño grano de arena a mejorar su futuro.

Aun asi lo mas increible son los fines de semana, en el oratorio, cuando veo a todas las niñas pequeñas, sin dinero siquiera para poder comprar mas ropa que unos ajados harapos, sonreir como si se encontraran en Disneylandia. Una cuerda, algo de imaginacion y muchas ganas es lo ubnico que necesitan para tirarse horas y horas gritando riendo y jugando. La forma en que te aprietan la mano, haciendote saber que simplemente ese contacto es importante. Es curioso porque me doy cuenta de que seguramente en media hora veo mas sonrisas en sus caras de las que veria en cinco horas en un niño delante de una videoconsola.

No tiene precio. La felicidad del que menos tiene, la sonrisa del que menos motivos tiene para sonreir, simplemente no tiene precio.

Manu. Voluntario 2012